Batalla de Korsun-Cherkasy

Batalla de Korsun-Cherkasy
Parte de Segunda Guerra Mundial y Ofensiva del Dniéper-Cárpatos

Diorama «Batalla de Korsun-Shevchenkivski, 1944»
Fecha 24 de enero - 16 de febrero de 1944
Lugar Óblast de Cherkasy, Unión Soviética
Coordenadas 49°25′10″N 31°16′38″E / 49.4194, 31.2772
Resultado Victoria soviética
Beligerantes
Bandera de la Unión Soviética Unión Soviética Bandera de Alemania Alemania nazi
Comandantes
Bandera de la Unión Soviética Gueorgui Zhúkov
Bandera de la Unión Soviética Nikolái Vatutin
Bandera de la Unión Soviética Iván Kónev
Bandera de Alemania Erich von Manstein
Bandera de Alemania Hans-Valentin Hube
Bandera de Alemania Otto Wöhler
Fuerzas en combate
Ejército Rojo
• 336 700 soldados
• 524 tanques (inicialmente)
• 400 tanques (refuerzo)
• 5300 piezas de artillería y morteros
• 1054 aviones
Wehrmacht
Cerco:
• 59 423 soldados
• 59 tanques y cañones de asalto
• 242 piezas de artillería
Rescate:
III Cuerpo Panzer (80 000 hombres y 201 tanques)
• XLVII Cuerpo Panzer (58 tanques)
Bajas
24 286 muertos o desaparecidos
55 902 heridos y enfermos[1][2]
Total: 80 188 bajas
(Zetterling y Frankson)[3]
Grupo Stemmermann:
30 657 muertos, heridos o desaparecidos
Fuerzas de rescate:
• 1.er Ejército Panzer: 4200
• VII Cuerpo de Ejército: 1000
• 8.º Ejército: 4500
Total: ~40 357 bajas

(House y Glantz)[4]
55 000 muertos y heridos
18 000 prisioneros
Total: 73 000 bajas

La batalla de Korsun-Cherkasy, o batalla de la Bolsa de Korsun-Cherkasy, fue un enfrentamiento bélico de la Segunda Guerra Mundial desencadenado por el Ejército Rojo de la Unión Soviética y librado en Ucrania del 24 de enero al 16 de febrero de 1944 en el contexto de la ofensiva soviética Dniéper-Cárpatos. En la batalla, dos grandes frentes soviéticos comandados, respectivamente, por Nikolái Vatutin e Iván Kónev, rodearon y trataron de aniquilar a dos cuerpos de ejército del Grupo de Ejércitos Sur, comandado por Erich von Manstein, que habían quedado atrás defendiendo la extensa área junto al río Dniéper conocida como el «saliente de Kániv».

Como resultado de las estrictas órdenes de Adolf Hitler de defender a ultranza cada palmo de terreno, numerosas divisiones del 1.ᵉʳ Ejército Panzer y del 8.º Ejército habían quedado concentradas en una situación avanzada altamente vulnerable. El mariscal Zhúkov, coordinador general del Stavka, el Estado Mayor personal de Iósif Stalin, advirtió la oportunidad y, junto con Vatutin y Kónev, planeó el embolsamiento y posterior destrucción de todas las fuerzas atrapadas. Los planificadores dieron a la ofensiva el nombre de «operación Korsun-Shevchenkivski».

Siguiendo la primera etapa el plan, el Segundo Frente Ucraniano de Kónev atacó desde el este el día 25 de enero, y un día después lo hizo desde el oeste el Primer Frente Ucraniano de Vatutin. Sus respectivas puntas de lanza, el 5.º Ejército de Tanques de Pável Rótmistrov y el 6.º Ejército de Tanques de Andréi Kravchenko, avanzaron a toda velocidad en dirección centro hasta encontrarse en el área de Zvenigorodka.

La segunda etapa consistía en completar el cerco instalando dos frentes paralelos («anillos»): uno interior, orientado hacia las unidades alemanas atrapadas, y el exterior, defensivo, para repeler los intentos de rescate. La llevaron a cabo los ejércitos de infantería y resultó mucho más complicada, ya que los Estados Mayores del Oberkommando des Heeres (OKH) de Hitler y del Grupo de Ejércitos Sur reaccionaron con rapidez y organizaron una gran operación de contraataque y rescate. El Führer, que seguía obsesionado con recuperar el curso norte del Dniéper, pese a la oposición de los generales sobre el terreno Hans-Valentin Hube y Otto Wöhler, ordenó la operación Wanda, que pretendía nada menos que, además de romper los anillos soviéticos y salvar las fuerzas atrapadas, contracercar a su vez a los propios ejércitos de tanques del Ejército Rojo atacantes y recuperar la capital, Kiev, que había perdido en noviembre del año anterior. Así, por el oeste de la ruptura soviética, el 4 de febrero la agrupación más poderosa de Von Manstein, el III Cuerpo Panzer de Hermann Breith, junto con otras divisiones, perforó en dirección norte; por el lado este, el XLVII Cuerpo Panzer de Nikolaus von Vormann, aunque más debilitado, ya había desencadenado su propia ofensiva el último día de enero. Sin embargo, hacia el 7 de febrero ya era claro que la operación alemana se había estancado. Ante tal evidencia, Von Manstein ordenó a Breith y a Von Vormann que detuvieran el avance en paralelo y reorientaran sus ejes de ataque hacia Korsun mientras se preparaba otra contraofensiva más limitada.

Cada bando siguió convocando al campo de batalla más unidades, especialmente formaciones acorazadas. Ambos bandos intercambiaban constantemente los papeles de atacante y defensor y los núcleos urbanos con frecuencia cambiaban de manos. La confusión era casi total, y a ella vino a sumarse perturbación climática: ese año de 1944, un deshielo inusitadamente temprano precipitó la temporada del barro, la raspútitsa; este fenómeno meteorológico transformaba las fértiles tierras negras ucranianas en un mar de lodo que volvía intransitables los caminos y condicionaba de forma decisiva los movimientos de hombres y equipos. Durante tres semanas, en las más penosas condiciones, los combatientes protagonizaron algunos de los combates más encarnizados que jamás habían vivido, dentro de una guerra que ya era famosa por «su primitivo nivel de ferocidad y brutalidad».[5]

Cuando ya se hizo evidente que la fuerza de rescate germana tampoco esta vez sería capaz de doblegar la resistencia soviética, Von Manstein, sin consultar a Hitler para no exponerse a una contraorden como en Stalingrado, autorizó al general Wilhelm Stemmermann, nuevo comandante de los dos cuerpos embolsados, a disponer un plan de huida para evacuar a sus hombres por sus propios medios. Así, a las 23:00 horas del día 16 de febrero, los soldados y oficiales de la primera oleada se lanzaron a toda velocidad blandiendo poco más que sus rifles y bayonetas y, tras romper las desprevenidas defensas soviéticas, se dirigieron hacia el suroeste. Inmediatamente los siguieron los hombres del segundo y el tercer escalón, y luego el gran contingente, una gran masa humana comprimida en unos pocos kilómetros cuadrados. Después de dramáticos episodios de pánico y caos, el grueso de los alemanes atrapados logró abrirse camino hasta sus camaradas del III Cuerpo Panzer en Lisianka.

Tras la batalla, ambos bandos reclamaron para sí la victoria. La propaganda nazi declaró triunfante que sus ejércitos habían evitado heroicamente «el Stalingrado del Dniéper» que le habían prometido a Stalin sus generales; por su parte, el Stavka anunció que habían exterminado a las tropas embolsadas. Es cierto que dos tercios de las fuerzas alemanas pudieron escapar; pero quedaron tan destrozadas moral y físicamente que, como formaciones de combate —que además habían dejado atrás todo su equipo y vehículos—, quedaron inservibles para las siguientes batallas.[6]​ La posición soviética en el Frente Oriental era más fuerte después de la batalla que antes, por lo que Korsun, aunque a un precio muy alto, puede considerarse una victoria soviética.[7]

  1. House y Glantz, 2017, p. 298.
  2. Zetterling y Frankson, 2008, p. 283.
  3. Frieser y Schmider, 2007, p. 405.
  4. Erickson, 1999, p. 179.
  5. Nash, 2002, p. 88.
  6. Muñoz Lorente, 2017, p. 132.
  7. Zetterling y Frankson, 2008, p. 298.

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